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Turismo y Orden

Esta Semana Santa se cumplen nueve años de la iniciativa «Rescate Costa Esmeralda», diseñada y ejecutada por la Fundación Tropicalia desde el 2012, y replicada en Playa Arriba desde el 2016 por el Ayuntamiento de Miches. Este año con la novedad de haber sido liderada por la Asociación de Hoteles y Turismo El Seibo-Miches PROMICHES, de reciente creación; apoyada por empresas locales del sector turismo que conforman el Grupo Pro-Turismo de Miches, y por el sector público: la Dirección Municipal de El Cedro, la Policía Nacional, el Cuerpo Especializado de Seguridad Turística, la Armada Dominicana, la Defensa Civil y el Ministerio de Medioambiente y Recursos Naturales.

El modelo, si bien a simple vista poco sofisticado, ha probado en sus nueve años ser muy eficiente, por cuanto previno a tiempo los impactos del turismo porvenir, anticipando el aumento en el flujo de visitantes a partir de la construcción de la carretera Uvero Alto – Miches, la puesta en valor turístico de la playa, y el desarrollo del destino en general. En 2012, cuando fue diseñada, Costa Esmeralda no necesitaba ser rescatada de ninguna amenaza particular, sin embargo, se seleccionó el nombre del proyecto pensando en las amenazas por venir, más que conocidas por los actores del sector y estudiadas magistralmente por la consultora Q4TRE, contratada por el Ministerio de Turismo para precisamente hacer un análisis de las playas del país y las amenazas del turismo en términos ambientales y sociales, entre 2010 y 2012.

A casi una década del inicio del proyecto, este ha sido eficiente en sumar actores a la idea de que el desarrollo turístico debe ser ordenado, o no ser. Sin orden y regulación, el turismo supone un sobrecosto difícil de asumir en términos de impactos negativos al entorno a ambiental y social objeto de ese desarrollo. No solo porque deprime la calidad de vida de las comunidades receptoras, sino porque resta valor a las inversiones realizadas y termina desincentivando las nuevas, necesarias para mantener la competitividad del destino.

La mejor forma de ordenar el turismo es a través de un análisis que permita gestionar los riesgos futuros, anticipando las necesidades y promoviendo las inversiones necesarias, antes de que la falta de soluciones empiece a impactar en el proceso de desarrollo mismo, encareciendo con el tiempo la implementación de dichas soluciones. Un círculo vicioso que, como un cáncer, puede ser fatal si se le deja avanzar sin atención.

La implementación temprana del orden y la regulación para el turismo requiere de un esfuerzo consciente y constante de comunicación con los distintos actores involucrados en la dinámica turística. Y en los espacios con escasa cultura de turismo y bajos niveles de capital social, requiere de esfuerzos previos para formalizar los grupos representativos de dichos actores, para posteriormente poderlos involucrar en un plan integral que todos entiendan y defiendan desde sus espacios. Es por esto que durante los primeros años de implementación, y en la medida que la sociedad alcanza cierta «madurez turística», es normal encontrar rechazo y renuencia ante la imposición del orden, como expresión de resistencia al cambio. Dicha renuencia debe ser gestionada, para lo que el apoyo de las autoridades del sector público resulta indispensable, no para imponer, sino para guiar y mediar.

En el caso de Costa Esmeralda, y de Miches, hablamos de un entorno con niveles muy bajos de cultura de turismo y capital social, además con conflictos históricos relacionados con la tenencia de la tierra con potencial turístico, algo muy frecuente en el país y en la zona este especialmente, debido a las debilidades del sistema judicial y de tenencia de tierras. Esto complica la labor de ordenar y regular la actividad turística, y es, además, una característica muy dominicana pretender que el orden se aplique a los demás, pero no a uno mismo.

Sin embargo, esta situación no ha disminuido, en lo más mínimo, el interés de los miembros de la Asociación de Hoteles y Turismo El Seibo-Miches PROMICHES y las autoridades nacionales y locales, por implementar en Miches un modelo de desarrollo turístico ambientalmente responsable y socialmente inclusivo, y como muy acertadamente pregona PROMICHES: aprender de las lecciones de otros destinos para hacer las cosas bien desde el principio. Los resultados de este esfuerzo hablan por sí solos:

  1. Aumento importante de la vegetación costera en las partes de playa que reciben mayor visitación.
  2. Manejo adecuado de los residuos sólidos, mediante señalización de la playa, la implementación de jornadas de limpieza periódicas, instalación de zafacones suficientes y recolección permanente de los residuos.
  3. Habilitación de un parqueo fuera de las dunas (+100 metros de la costa), durante las fechas de mayor visitación.
  4. Apoyo a las organizaciones del orden para que tengan presencia en la playa, durante las fechas de mayor visitación.
  5. Implementación de un programa de monitoreo y protección de tortugas marinas.

A futuro, nos planteamos la implementación de un plan de gestión integral de costas; la restauración del ecosistema costero y de corales; mejorar el manejo de los residuos sólidos a través de un programa permanente de limpieza; mejorar la infraestructura de servicios y la seguridad para los visitantes; y la inclusión de la oferta local en la demanda generada por la puesta en valor turístico de este espacio.

Las dudas que genera el cambio serán respondidas con resultados y espacio por espacio implementaremos un modelo distinto de desarrollo, ordenado, sin sobrecostos; evitando, compensando o mitigando el impacto ambiental; y generando bienestar para todos los que con sacrificio y empeño participamos de este hermoso sector.

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